Como escribía en la Surfer Rule, Fernando Muñoz me recomendó a Roge Blasco. A mí me parecía el sumun, porque yo oía a Roge ya cuando tenía un programa en JMC, una radio independiente de Portugalete. Y recuerdo cuando estaba bien deprimido que oír Levando Anclas los domingos, con las músicas tan bien elegidas, era un remanso de tranquilidad. Así que un buen día fui a hablar al programa La Casa de la Palabra sobre un tema que me sigue dando juego: Duke Kahanamoku, el padre del surf moderno. Al de varios programas, le pedí yo una entrevista para el fanzine, que publiqué en el Sifón, salvo el párrafo final, inédito. Sería 2001. después he seguido yendo a su programa, para hablar de temas de la Surfer Rule o que recogía en el fanzine Sifón o Uhane.
Dejó de emitirse La Casa de la Palabra y el otro día dijeron que se había jubilado. De Radio Euskadi, porque él seguirá con sus proyectos, que esperamos con la ilusión de siempre.
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Estamos con Roge en una sala de Radio Euskadi en Gran Vía donde suele atender a los invitados. Es una tarde del pasado diciembre y esto es lo que nos contó en un rato de conversación.
– Roge parece que eres alguien que hace lo que le gusta, he leído en alguna entrevista por ahí que siempre te había apetecido hacer periodismo de viajes.
– La verdad es que tengo la suerte esa, que siempre he hecho lo que he querido, que hago lo que me gusta realmente. Ya cuando estaba en tercero de periodismo me inventé la revista Muskaria, como me gustaba la música mi sueño era hacer una revista musical y ahí estuve siete años. Y luego lo de los viajes fue una idea que tuve un tanto pasajera, pero bueno, que la llevaba ya muy metida y con el tiempo como ha funcionado y como me gusta, y cada vez creo que me gusta más, pues ahí continúo. Pero la verdad es que siempre he hecho lo que he querido hasta ahora.
–No es algo que te ha costado especialmente
– Bueno, nadie me ha mandado hacer este tipo de programas ni nada. O sea, son cosas que se me han ocurrido porque yo me divierto mucho haciéndolas y bueno, por ahora pues me sigue durando. Desde el año ochenta hasta hoy.
–¡Año ochenta!
-Bueno, el programa Levando Anclas, el de Viajes en concreto, empezó en el año 1984. Entonces desde el 84 hasta hoy, que en marzo cumplirá 29 años domingo tras domingo he estado haciendo un programa que me encanta hacerlo, lo que para mí es una suerte tremenda.
-O sea, que no hay ningún truco.
– No, ninguno.
– Para hacer lo que a uno le gusta, para vivir de lo que a uno le gusta.
– Truco pues sí, ponerle mucha ilusión, muchas ganas y tener mucha suerte también. Tener buena estrella, porque claro, no siempre se puede vivir de lo que a uno le gusta, ¿no? Y ya digo que por ahora la suerte, esa buena estrella me está durando. Pero sí, hay que ponerle mucha ilusión, y muchas ganas, y cuidarlo mucho. Y ponerle mucho empeño, y estar venga a pensar y cavilar, a quién vas a entrevistar, esa necesidad de conocer mundo aunque sea a través de los libros y de la documentación…Pero bueno, teniendo ganas se consigue muchas veces llegar a las ilusiones que tienes.
-Hay una cosa que la gente no se explica muy bien, toda la gente que te escucha se lo pregunta. ¿Cómo consigues invitados todos los días?
– Eso es lo que me pregunto yo, con eso estoy todo el rato, es darle a la cabeza pero un montón, todo el rato estoy pensando a quién puedo traer al programa, no sólo en las horas que estoy en la radio sino también fuera, por las mañanas me dedico a cavilar y a ordenar mi cabeza y a ordenar mis apuntes para saber a quién puedo traer y tal y cual. O sea, que es un trabajo que es constante, tanto que a veces digo: “ya podía tener un trabajo más tranquilo de no pensar tanto”. Porque es que es darles vueltas a la cabeza y llevo ya 19 años buscando gente, es casi como de detective ¿no? Al principio me resultaba bastante difícil porque en el año 84 tampoco se viajaba tanto como se viaja ahora y ahora pues sí me resulta mucho más fácil porque de un contacto te va saliendo otro y vas tirando entre libros que salen de novedad que igual hay con un tema viajero, como en el periódico, repasas todos los días el periódico para ver si hay algún tema de éstos, luego igual un invitado te dice: “yo conozco a uno también que hizo lo otro y tal”, y entonces vas tirando por ahí. Pero no resulta nada fácil.
– Porque además es todos los días, porque si fuera una vez a la semana, bueno, todavía…Y tampoco tienes un equipo.
– No, sólo estoy yo.
– Igual no lo ponemos para que la gente piense que tienes un equipo
– Puedes decir que no.
– Eres tú…
– Soy yo. Y ahora mismo que terminemos de grabar esta entrevista voy a buscar algún invitado porque para el jueves no tengo JA JA, pero bueno, no pasa nada, es divertido.
– Poca gente sabe que haces surf y que todavía en Septiembre te has metido al agua ¿no?
– Sí, pero no he sido nunca un buen surfista, muy malo, pero hombre….tanto como ponerme de pie sí, bajar y subir alguna ola pues también, pero vamos, que siempre he sido bastante malo, lo que pasa es que me ha encantado, sobre todo me gusta por la tranquilidad que te da ver las olas, una vez que estás encima de la tabla, aunque no coja ninguna ola, sólo esa tranquilidad de estar mirando al horizonte para ver si viene una ola. Es que me relaja, es como una meditación constante. Me da mucha paz y mucha tranquilidad y me evado muchísimo. Me evado en el buen sentido, en el de que la mente se convierte en unas ondulaciones, para mí. Estar mirando al mar es como si la mente se quedara un poquito en blanco y ondulada, no sé cómo decirte, cono si vinieran ondas JA JA. Para mí eso también significa el surf, el surf mental, las olas mentales.
– Como ordenada, la mente ordenada, una mar con olas es algo ordenado..
– Sí, relajado, es como un masaje para la mente, para mí el surf es un masaje para la mente, podíamos decirlo así, ¿no? Ya que físicamente no me ha servido para mucho JA JA Pero sí, en Septiembre me metí, lo que pasa es que la última vez que me metí estuve con un oído taponado varios días y entonces ya le estoy cogiendo un poco miedo, claro, y es una de las cosas que más me relajan en el mar, escuchar el ruido del mar, y entonces si no escucho el ruido del mar pues me tendré que habituar a ponerme los tapones. Sí que he usado los tapones, pero es que al final voy y me los quito porque quiero escuchar el mar, y sobre todo cuando hay olas grandes oír el rugido ese que viene del fondo del mar es que es impresionante, es impresionante aquello, y luego ver cómo cogen los demás olas, quiero decirte, alguna vez ya me toca alguna, ¿no?, pero bueno. La última vez me asusté mucho porque tuve varios días tapados el oído pero me imagino que ya a mi edad soy un abuelo para esto del surf. Pero lo practico desde los 17 años, hace treinta.
– Tienes tu tabla, tu traje.
– Sí, tengo dos tablas
– ¿Qué son, tablones?
– No, son dos tablas pequeñas.
– Hay una cosa que llama la atención: es cómo eliges la música para tus programas ¿tienes una colección de discos muy grande…?
– La verdad es que sí tengo muchos discos, no sé cuántos tendré pero quizá 4000 sí, 4000 CD, y elepés vendí casi toda la colección, ahora me apeno de ello.
– Ya pero ¡qué vas a hacer!
– Es que no me cabían en casa. Tenía que elegir entre el desorden o vender los discos y comprar cedés, sí, tengo muchos, yo es que sin música no puedo vivir, estoy todo el rato escuchando música, cuando estoy en casa no hay silencio, estoy todo el rato escuchando música. Cosa que no aguanto en la playa: escuchar música ni llevar cascos ni nada, es que como el ruido del mar no hay nada, no entiendo a la gente que se pone cascos en la playa, porque para mí es el mejor sonido
– Aunque haya mucha gente…
– Aunque haya mucha gente; no, no concibo los cascos en la playa. En cambio en casa sí, y estoy todo el rato escuchando música y la mayor parte de las revistas que me compro son de música, me compro casi todas las que salen al mercado, y sigo la actualidad, y escucho un montón de programas de radio, música, continuamente y hay días que me duermo escuchando música.
– ¿Hay alguien que haya influido en tu trayectoria?
– Sí, Pablo Cabeza.
– ¡Es bueno el tío!
– Sí, muy bueno, lo que pasa es que ya no hace programa en Radio Euskadi, pero sí me influyó mucho. ¿Y quién más? Félix Linares también, que hace muchos años tenía un programa en Radio Popular con…
– Iñaki González Bilbao
– Que murió, hace unos años, de un ataque al corazón. Y bueno, ese tipo de gente.
– Los viajes y el surf, ¿para ti tiene sentido irte con la tabla de surf por ahí? Hombre, ahora sí que tiene sentido pero, ¿te va?
– Qué va, siempre que vas a un país dices “jo, qué olas hay aquí, si tuviera una tabla…” Y me acuerdo que una vez en Perú estuve allí en el pueblo ese donde los caballitos de Totora y me quedé alucinado, y justo había unos surfistas, y le pedí una tabla de surf a un chaval, me la iba a dejar, y justo en ese momento como estaba con un equipo de grabación el director me dijo que ni hablar, que habíamos ido a trabajar JA JA y me quedé con las ganas.
– ¿Estabas trabajando?
– Sí, bueno, yo llevaba el trípode. O sea, era un equipo, es una historia larga, era un director con el que íbamos a hacer seis documentales en Perú, seis capítulos sobre el Perú, y entonces, bueno, yo por aquel entonces quería aprender cómo se hacía documentales y en mis vacaciones y con mi dinero me apunté a llevar el trípode a ese equipo. Y entonces llevaba el trípode para aquí y para allá, 40 días llevando el trípode por Perú, y en aquella ocasión estuvimos haciendo las imágenes de los Caballitos de Totora en Perú, pero bueno, que no he vinculado nunca los viajes al surf.
– Tú tienes posibilidad de conocer libros que salen y además eres aficionado a la música, a ver si nos puedes hacer dos recomendaciones, un libro y un disco, no tienen por qué ser nuevos, sino que igual te hayan tocado a ti la fibra.
– Un libro: “Eh Petrel”, de Julio Villar.
– Me gustó mucho a mí también, lo leí de niño, o de joven, vamos, y le has entrevistado a él, que lo he oído…
– Es un libro que me ha dejado marcado porque me sirvió para inspirarme en el programa Levando Anclas y ha sido una inspiración para el programa Doctor Livingstone Supongo, de la tele, y es mi inspiración, vamos. De editorial Juventud.
– ¿Y el disco?
– El disco que más me ha gustado de toda la historia de todo, el Abbey Road de los Beatles, ya siento que tenga que elegir de los Beatles, que es muy tópico.
– Explícalo un poco y así deja de ser tópico…
– ¿Que por qué? Bueno, porque me recuerda a mis 16 años, entre otras cosas, porque cuando tenía 16 y 17 años me lo sabía de memoria, totalmente, me lo podía cantar mentalmente todo, todo, todo, toda la música, o sea, me lo sabía de memoria todas las notas del disco. ¿Por qué? Porque significa mucho, me parece que es la obra cumbre de los Beatles, más que el sargento Pepperds, fue el último disco que grabaron además, aunque salió el penúltimo, el último fue el Let it Be. Y para mí fue el descubrimiento del rock, vamos, cuando lo descubrí los Beatles ya habían desaparecido, pero al poco tiempo. No sé si lo descubriría en el año 71 este disco, cuando tenía 16 años…Y no sé, me recuerda a mi cuadrilla, también me recuerda los primeros años del surf, por aquellos años empezamos a hacer surf la gente de mi cuadrilla en Getxo, en Algorta y así. Entonces es la pura adolescencia, Abbey Road es la adolescencia, y el descubrimiento del rock, el descubrimiento de los Beatles, y el descubrimiento de la vida. Y entonces cuando lo oigo, muchas veces todavía me asusto de lo bien hecho que está ese disco, sobre todo la cara B, a partir de Here Come the Sun, la canción de George Harrison, que está bien esa canción, pero ya el resto es el sumun, vamos, es el sumum de la música. Además es la concepción del LP, no es que sea un Lp conceptual como ha habido otros, por ejemplo el Sargento Pepperds, pero la cara B es conceptual, una canción va unida a otra y te va llevando, te va llevando, te va creando un clímax, un clímax, hasta el final. Es un clímax final, y parece que el disco va a terminar y aparece una canción muy cortita de 20 segundos o así. Que es como la calma después de la tormenta o algo así. Bueno, podría hablar muchas cosas de Abbey Road.
– Seguimos con la música…Lavabos Iturriaga
– Eso es una anécdota, vamos, JA JA
– Sólo una anécdota, entonces no hablamos, a mí me parce que tuvo que ser bonito.
– Bien, bien, a mí no me importa hablar de ello.
– ¿No hicisteis con Juan Carlos el de Itoiz incluso?
– Es que queríamos meter una voz y se me ocurrió decirle a Juan Carlos Perez, que tenía contacto a través de la revista Muskaria, de entrevistas que le había hecho, y ya teníamos una cierta amistad, y como me parecía la mejor voz que había por aquí, o la voz más apropiada para lo que queríamos, y yo pensaba que me iba a mandar por ahí, bueno, estaba convencido, y va el tío y dice que sí, no lo podía ni creer. Y entonces lo grabamos en Burdeos, ese Maxisingle en concreto, y ahí intervenía Juan Carlos. En esa época de la adolescencia me junté con unos amigos de Getxo y formamos un grupo de rock, y luego pasó una época que nos estábamos quedando sordos, como en el surf, Oscar, un amigo mío.
– ¿Por la música?
– Sí, se ha quedado sordo, bueno, un pitido tiene, él dice que es de la música. Hubo un momento que nos dio un poco miedo, y entonces lo dejamos los tres, éramos tres amigos que seguimos siéndolo, y cuando tienes veinte años metes un follón y los amplificadores tampoco eran buenos, hacíamos rocanrol y todas estas cosas, intentábamos imitar a yo que sé, a los Rolling, a Eric Clapton…
– Pero luego hacíais más tipo tecno, ¿no?
– Sí, eso te digo, que la primera época fue rocanrol, era puro rocanrol, cogíamos un disco de Eric Clapton y cogíamos la canción más fácil, luego nos tocábamos el punteo, las canciones más fáciles, de Deep Purple. ..Me acuerdo que en el escenario al principio tocaba la acústica pero como tocaba tan mal, luego pasé a la batería, que la tocaba fatal, pero bueno, me acuerdo que tirábamos toda la batería por los suelos, y por el escenario, empezaban a rodar los platos, el bombo. Que, por cierto, ahora no aguanto el rocanrol, no me gusta nada, ni el blues tampoco, de las veces que lo hemos tocado tan mal. Y lo dejamos un poquito porque no íbamos a ningún lado y porque Oscar se estaba quedando medio sordo, la verdad es que siempre teníamos un zumbido de tanto que tocábamos. Y luego, con el tiempo, al cabo de tres o cuatros años, que empezaron a salir los sintetizadores y todas estas cosas, la música electrónica, nos compramos un Kor MS 40 y empezamos a sacarle sonidos, como un sintetizador. Y entonces nos lo pasábamos fenomenal sacándole sonidos. Empezamos como locos a tocar esto y dijimos, nada, cogemos la guitarra eléctrica otra vez y como no queríamos ruido, ya con la época del rocanrol habíamos saturado los oídos, nos compramos una batería electrónica cuando casi no había baterías electrónicas. Y lo dejamos un poquito porque no íbamos a ningún lado y porque Oscar se estaba quedando medio sordo, la verdad es que siempre teníamos un zumbido de tanto que tocábamos, y luego pues con el tiempo, al cao de tres o cuatros años, que empezó a salir os sintetizadores y todas estas cosas, la música electrónica, y nos compramos un Kor MS 40 y empezamos a sacarle sonidos, como un sintetizador. Que tenía un montón, y entonces nos lo pasábamos fenomenal sacándole sonidos.
-Los tres
-Sí sí, empezamos como locos a tocar esto y dijimos, nada, cogemos la guitarra eléctrica ora vez y como no queríamos ruido, ya la época del rocanrol ya habíamos saturado los oídos, nos compramos una batería electrónica cuando casi no había baterías electrónicas.
-El año 80 puede ser
-Sí, por ahí, 81 o así sería.
– Fuisteis nueva oleros, te ves reconocido en ese fenómeno
-Sí, JAJA
-Aviado Dro o así, no?
-Sí, por ahí, hombre, queríamos ser un poco distintos a Aviador Dro, pero bueno, salimos por la misma época que Aviador Dro, era la misma época, bueno era la época de la movida madrileña, somos coetáneos. Por cierto que Derribos Arias, , con Poch, Pochote le llamábamos, él estudiaba medicina en Lejona y yo estudiaba periodismo, pero él estaba con mis amigos que estudiaban medicina y entonces no solíamos juntar en el campus, con Pochete, Poch, que fue creador de Derribos Arias, y uno de los principales de la Movida Madrileña, que es donostiarra. Y por aquel entonces la música de Derribos Arias me llamo mucho la atención, y ya nos compramos la caja de ritmos. Y la quisieron comprar los de Derribos Arias, que no se la vendimos, y era una porquería total. Yo no entendía, porque ellos ya tenían nombre, ya tenían singles y eso, no entendía como podían comprarnos la porquería que teníamos, no entendía cómo podían querer comprar la caja de ritmos.
Seguimos charlando con Roge todavía unos minutos sobre Lavabos Iturriaga, que con Muskaria y el programa Local de Ensayo convierten al responsable de los programas Levando Anclas y La Casa de la Palabra en alguien indispensable para quien quiera conocer la escena de la música en Euskadi, pero se nos acaban las hojas. Gracias Roge, fue un placer.