En esta breve novela de Olga Ravn hay ecos de las ovejas electrónicas de Philip K. Dick y los sueños solarísticos de Lem, e incluso del malfuncionamiento de HAL 9000, en eso no representa ninguna novedad, pero su modernidad estriba en el sesgo impresionista de su estructura narrativa, que obliga a los lectores a completar los huecos de un argumento que va a permanecer, si no oculto, sí difuso, en correspondencia con la propia materia que aborda.
Con la apariencia de un mosaico acerca de una posible deriva de la adquisición de sentimientos y emociones por parte de seres cibernéticos, y de los efectos del desarraigo de la humanidad respecto a un entorno natural, LOS EMPLEADOS está escrito en base a fragmentos de entrevistas a los tripulantes de una nave espacial, humanos y androides, que fueron sometidos a estudio haciéndoles interactuar con ciertos fenómenos alienígenas recogidos en una habitación que remite igualmente a “la Zona” que visitan los “stalkers” de los Strugatski.
El hecho de que por momentos sea indistinguible reconocer si los informes registrados provienen de seres nacidos o fabricados añade mayor tensión y confusión a la historia de un creciente conflicto entre ambos grupos de individuos, convirtiendo el experimento en un crisol en el que los personajes, separados de la rutina de sus funciones o programas “laborales”, parecen sucumbir a la nostalgia o al sueño de otra vida posible, cuestionándose por resonancia el condicionamiento como base de nuestro sistema socioeconómico, disfuncional frente a los ecos y anhelos de una vida interior, real, proyectada o híbrida, que nos pide algo más que ser parte de un expediente bajo la supervisión, aprobación o anulación de nuestras capacidades por una corporación que invisibiliza su rostro.
Interesante la chocante fisicidad con que se describen los materiales alienígenas, un cruce entre la biomecánica de Giger y la obsesión de Cronenberg por la carne herida, e inspirada a su vez en la obra de la artista Lea Guldditte Hestelund, quien, al encargar a la autora un texto de acompañamiento para una de sus exposiciones, prendió sin pretenderlo el germen de esta novela.
Poeta y novelista danesa, Olga Ravn nació en Copenhague el 27 de septiembre de 1986. Además de a la escritura se dedica a la traducción y a la crítica literaria, labor que ejerce en Politiken y otras publicaciones danesas. Asimismo, también dirige junto a Johanne Lykke Holm el grupo de performance feminista y escuela de escritura Hekseskolen.
En 2010 se graduó en la Danish School of Authors. Su carrera literaria dio comienzo en el campo de la poesía, donde fue alabada por la crítica. En 2015 vería la luz su primera novela, Celestine, que también fue gratamente acogida. De su producción fue Los empleados la primera de sus novelas en traducirse al castellano.
Nota bibliografica de Lecturalia.com. Fotografía de © Lærke Posselt. Imagen de portada de Anagrama.